Hablar acerca de fracaso no es fácil. Algunos hasta tienen síntomas a nivel físico cuando se refieren a las ocasiones en las que consideran que han fracasado.
Es un hecho. La sociedad en la que vivimos penaliza el fracaso a pesar de que los discursos de este tipo se enmascaran en aparentes charlas motivacionales.
De cualquier modo, el fracaso no tiene una definición idéntica para todos sino que corresponde a las interpretaciones propias del contexto en el que sucede.
La interpretación de fracaso no es igual para un deportista de élite que para un emprendedor.
El deportista aprende a lo largo de su carrera que el fracaso es necesario. El emprendedor, al menos al inicio, puede que no comprenda su importancia.
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Emprendimiento: comprendiendo la diferencia entre fallar y fracasar
Fallar significa cometer un error, tener una equivocación. El fracaso tiene que ver más con el resultado, en este caso, adverso de algo que se esperaba que resultara bien.
El fallo está ahí, es evidente. Multiplicar 2×2 y decir que el resultado es 5 se trata de un fallo.
Pensar que el escenario anterior se trata de un fracaso ya es otro asunto porque la interpretación también puede indicar que el error es un éxito.
Si un niño se equivoca y gracias a ese fallo termina de aprender que el resultado correcto es 4, si eso sucede, entonces su aprendizaje será un éxito.
Comprender esto a la hora de comenzar un emprendimiento puede ser la clave que te permita llegar lejos.
Alguien que no comprenda que cuando va a vender sus servicios va a tener fallos y que va a cometer errores, es alguien que arriesgará cada paso que dé y cada inversión que haga.
Emprender puede ser como dar un salto al vacío, pero esto no significa que tenga que salir mal. Si se cuenta con apertura a tener errores, el camino puede ser muy enriquecedor.
La perfección y el miedo al fracaso en los negocios
Alejarse de la perfección es admitir su vulnerabilidad y admitir que somos vulnerables no es algo que todos acepten.
La perfección conduce a la inacción, el fracaso, paradójicamente, cuando se gestiona bien, conduce al crecimiento empresarial.
Todos queremos ser más exitosos, más visibles y más influyentes en nuestras vidas y en los negocios.
Pero muchos de nosotros nos encontramos recitando un mantra dañino que nos lleva en la dirección opuesta:
«Tengo miedo. No estoy listo. No soy suficientemente bueno. No puedo.»
Frases como estas hablan del miedo al fracaso que está instaurado en nuestra forma de pensar, pero también de los estándares con los que abordamos nuestros proyectos.
Si quieres vender clases online o eres psicólogo y quieres vender tus sesiones en un mundo tan competido como el digital, entonces deberías asumir dos hechos:
- Lo que estás por comenzar a hacer es un negocio (tu propio negocio) y debe ser visto y proyectado con ese rigor.
- La perfección es el camino directo a la frustración porque no es alcanzable.
Si aun te cuesta asumirlos, tal vez estás necesitando entusiasmarte con lo desconocido.
Veamos tres formas de en las que puedes superar tu miedo al fracaso:
1.Reflexiona acerca de tu modo de pensar y deja la presión
¿Cuáles son las ideas que tienes acerca del fracaso? ¿Qué es lo peor de la idea de fracasar? ¿Cuántas personas han “fracasado” muchas veces antes de lograr lo que quieren?
Para respondértelas imagina que estás conversando con alguien a quien conoces. Deja que tus pensamientos fluyan.
Preguntas como estas te ayudan a liberarte de la presión de lograr el éxito.
Lo que te puede suceder mientras las respondes es que descubras que tu aporte al mundo no tiene que ser perfecto, que tus clientes no necesitan a nadie que intente lograr la perfección.
2.Los pasos pequeños conllevan grandes logros
No intentes hacerlo todo de una vez.
Si vas a comenzar con tu blog, enfócate en eso primero. Si atenderás LinkedIn y decides que esa será tu red social para ayudar a impulsar tu proyecto, entonces enfócate ahí.
Decide un rumbo y mantente haciendo lo necesario para seguir en esa dirección.
Si necesitas enviar mensajes directos a tus clientes para anunciarles que tus servicios ahora también serán online, comienza por una cantidad que puedas gestionar y seguir.
3.La inacción es el peor camino
Piensa en un cálculo sencillo como este:
Durante 365 días haces una pequeña acción de forma diaria. El resultado de esto es que a lo largo del año sumas 365 acciones en procura de tu emprendimiento.
No importa lo pequeñas que sean, son 365 acciones.
Ahora bien, si durante un año no haces ninguna acción para vender tus servicios online, no tienes una cuenta de correo ni un perfil en redes ni formas parte de TuHoraOnline, el resultado es que no habrás dado ni un solo paso.
Más que miedo al fracaso, el miedo en el que deberías pensar es en el miedo a la inacción.
La mayoría de proyectos no se dan por los errores que un emprendedor comete, sino porque nunca comienzan.
El apoyo de alguien con experiencia o mayor preparación es clave para no paralizarse en sus propios miedos.
Los emprendedores que tienen éxito han tenido fracasos y aun sienten miedo
El miedo no desaparece, pero es incuestionable que conforme se avanza en el mundo del emprendimiento, este se hace menos intenso.
Casos archiconocidos como el de Edison y sus cientos de intentos antes de lograr la bombilla eléctrica son un ejemplo de ello.
Aunque mucho se venda que hay que eliminar el miedo, esto no es posible. Los emprendedores aprender a convivir con el miedo y esta es la forma más sana de que suceda.
Un emprendedor que no tenga miedo a nada se meterá en muchos problemas.
Conclusión
Hay quienes afirman que fracasar es algo que se debe hacer tan pronto como sea posible.
Estamos de acuerdo con eso porque un “fracaso” en las etapas tempranas de un emprendimiento dará la oportunidad de reformular la estrategia y avanzar con paso firme.
Si hay algo de lo que deberías darte permiso ahora mismo es de fracasar. Solo ten en cuenta que estos fracasos sirvan para que tus clientes reciban un mejor servicio y tú seas más eficiente en tu trabajo.
